martes, 16 de abril de 2013

Psy estrena su nuevo vídeo a lo grande

Psy estrena su nuevo vídeo a lo grande:
Psy se puso el listón muy alto con su éxito masivo, Gangman style, que se convirtió en el vídeo de YouTube más visto de las historia con  más de 1.500 millones de visitas. Así que ha decidido presentar en sociedad su nuevo cilp, Gentleman, a la grande, estrenándolo durante un concierto en el estadio del Mundial fútbol en Seul, este sábado.
Las 5 claves del éxito de 'Gangnam Style'
Según Reuters...

Justin Bieber mea fuera del tiesto

Justin Bieber mea fuera del tiesto:
El mundo entero se echa las manos a la cabeza con el útlimo patinazo de Justin Bieber. El cantante visitó La casa de Ana Frank en Ámsterdam, y según ha publicado la página de Facebook del museo, escribió una desafortunada nota en el libro de visitas: "Ha sido muy inspirador. Ana fue una gran chica. Ojalá hubiera sido una believer".
La casa museo de Ana Frank muestra las dependecias donde la jove...

Ozzy Osbourne recae en el alcohol y las drogas

Ozzy Osbourne confiesa haber recaído en el alcohol y las drogas:
Ozzy Osbourne ha publicado hace unos horas un personal comunicado en su página de Facebook, donde admite su recaída en el alcohol y las drogas durante el último año y medio.
→ La oscura y retorcida resurrección de Black Sabbath
Las declaraciones coinciden con los rumores de separación de su esposa, Sharon Osbourne, y con la promoción de 13, el primer álbum de Black Sabbath en 35 años con Osbourne...

Calamaro cuelga una foto de su ex desnuda y la borra

Calamaro cuelga una foto de su ex desnuda y la borra:
No queda ni rastro de la comprometida foto. El timeline del Twitter de Andrés Calamaro está repleto de enlaces a las interesantes remezclas y samplers que está haciendo a diario en su perfil de Soundcloud, además de las continuas muestras de desprecio a los trolls que le insultan por la red social.
→ La actividad de Andrés Calamaro en Soundcloud
Pero la semana pasada una foto volvió a desatar la ...

El fotógrafo español Manu Brabo, premio Pulitzer 2013

El fotógrafo español Manu Brabo, premio Pulitzer 2013:
The New York Times saca pecho y obtiene cuatro galardones en la 97ª edición de los premios Pulitzer, los más prestigiosos galardones de periodismo, que otorga la Universidad de Columbia de Nueva York. En el listado, que se divide en realidad en periodismo y drama, entraron varios nombres latinoamericanos, entre ellos el del fotoperiodista español Manu Brabo, que fue prisionero de las tropas de Gadafi durante 44 días en abril y mayo de 2011. Brabo forma parte del equipo fotógrafo de la agencia Associated Press que cubrió la guerra de Siria junto al mexicano Narciso Contreras, el argentino Rodrigo Abad, y sus compañeros Khalil Hamra y Muhammed Muheisen, y que han sido galardonados por “la recopilación que han elaborado sobre este terrible conflicto civil”. Además, el fotógrafo mexicano Javier Manzano, colaborador de la agencia France Press, ha recibido otro premio, el feature photography.
Ente los premios recibidos por The New York Times destaca el de mejor reportaje de investigación por su serie de artículos sobre las denuncias de corrupción de Walmart en México.
En el apartado de arte, el Pulitzer a la mejor novela de ficción era uno de los más esperados, sino el que más, ya que este galardón no fue otorgado en 2012 por falta de consenso entre los jueces. En esta ocasión, los 19 miembros del comité seleccionador han premiado The orphan master’s son, de Adam Johnson, una novela que narra un viaje al corazón del ser humano y de aventuras que transcurre en Corea del Norte.
En el ámbito de las letras además hay otras seis categorías: mejor biografía o autobiografía, mejor obra de teatro, mejor ficción, mejor no ficción, mejor novela histórica y mejor poesía. Para obtener el Pulitzer en alguno de estos apartados es obligatorio que la obra esté escrita por un escritor estadounidense y que “hable de la vida americana”.
Los otros escritores estadounidenses reconocidos en esta edición han sido en la categoría de teatro para Ayad Akhtar por Disgraced; en historia para Embers of war: the fall of an empire and the making of America’s Vietnam, de Fredrik Logevall; en biografía para The Black Count: glory, revolution, betrayal and the real Count of Monte Cristo, de Tom Reiss; en poesía para Sharon Olds y su libro Stag’s leap, y, por último, en no ficción, para Devil in the Grove: Thurgood Marshall, the Groveland boys, and the dawn of a New America, de Gilbert King (Harper).

Manual de supervivencia para chicas salvajes

Manual de supervivencia para chicas salvajes:
Australia queda muy, pero que muy lejos de casi todo. De ahí conjetura el artista Sean Morris, oriundo de aquellas tierras, que le puede venir su fijación por representar mundos aislados, situaciones arrancadas de la realidad que les es propia y vueltas a plantar en un tiesto en el que no parecen encajar. En busca y captura de un instante concreto, sus dibujos se convierten en una suerte de “experimento social”, algo así como el juego de un mirón que, de tanto observar, acaba por imponer su visión.
Erigido en gran hermano de la jungla, el ilustrador australiano ha imaginado para Return to Doom Lagoon (del 18 de abril al 16 de mayo), en la galería madrileña Watdafac, espacio inspirado en la ideología punk del Hazlo tú mismo, a un grupo de chicas jóvenes a medio camino entre el icono y el estereotipo emanado de la cultura pop. Varadas en lo que se supone es una extraña isla desierta, llegadas no se sabe cómo, deben lidiar con panteras, plantas venenosas y otros peligros aún peores, como esos barbudos e insufribles novios que se les quedan mirando así, como molestando, con esa cara de no estar entendiendo absolutamente nada.
“Me gusta la idea de las mujeres poderosas de las películas de culto, esas chicas que buscan vengarse de los hombres, las de los parques de caravanas, las que luchan contra los cocodrilos… Todo ese tipo de gente en cierta manera fuerte, que no tiene remordimientos”, cuenta un recién aterrizado Morris (Perth, 1983), que además nombra la película de fantaterror de 1973 La noche de los brujos, del gallego Amando de Ossorio, como una de sus referencias fílmicas fundamentales y valiosa fuente de inspiración.
Siempre a base de ilustraciones, ya ha recreado anteriormente otras fantasías urbanas en medio de la nada, que ha mostrado en su Perth natal (“la capital más aislada del mundo”, incide), por toda Australia y también en Estados Unidos y Gran Bretaña. No todas, aclara, con estupendas muchachas en bikini y machete en mano como protagonistas. “He hecho otras series, como una con hombres en una colonia en el desierto, u otra en un escenario posapocalíptico, en medio de la selva, con gente bebiendo vino de cartón y pasando el rato con dingos”.
Como la vida, dice, nos lleva por caminos inescrutables, a la hora de sentarse a dibujar él prefiere marcarse unos límites que le ayuden a centrarse. Por eso representa universos limitados en los que, eso sí, caben posibilidades infinitas. “Me gusta jugar con símbolos que surgen de la naturaleza o de la tecnología”, cuenta. “Aunque tampoco pretendo hacer un trabajo profundo. Lo que me gusta es inventarme una historia a partir de la cual poder empezar a trabajar”.
El resultado, unas ilustraciones cuyo estilo hace tiempo definió como “básico aunque a la vez con una atención por el detalle propia de un empollón”, quieren de algún modo permanecer en la retina como una “instantánea rara, como el recuerdo de algo que nunca ocurrió”. Y aunque lo que hace busca ser, al menos para él, ese “experimento social” que mencionaba, no hay moraleja sobre la que reflexionar. “No…”, dice con una media sonrisa, “nunca llego a pensar tan lejos”.

Julio Llamazares: “Las novelas son vidas que no pudimos vivir”

Julio Llamazares: “Las novelas son vidas que no pudimos vivir”:
La obra de Julio Llamazares (León, 1955) es un gran diccionario de la soledad. Partió de la poesía —La lentitud de los bueyes (1979), Memoria de la nieve (1982)— alcanzó su punto culminante hace 25 años con una novela (La lluvia amarilla), y desemboca ahora en una narración conmovedora que viene de esos mundos solitarios y espectrales en los que el hombre es a la vez una estrella y su sombra.
El libro que ahora presenta Llamazares se da la mano con La lluvia amarilla. Es Las lágrimas de San Lorenzo (Alfaguara). Seix Barral publicará ahora una nueva edición conmemorativa de aquella La lluvia amarilla, acompañada de un documental realizado por Eduardo de la Cruz en los escenarios por los que se mueve este libro central del escritor.
Otra vez la soledad. Un hombre solo, con su hijo, contemplan el cielo, son mirados por el tiempo. “La soledad y el tiempo. Seguramente porque esos dos elementos son los que mueven mi vida y la vida de todos. Para mí escribir es aquello que decía Pessoa: mi manera de estar solo, y una lucha contra el tiempo. Por eso el ejercicio de escribir es tan contradictorio: te exige soledad cuando tú lo que quieres es escapar de ella, puesto que escribes para comunicarte, y te requiere tiempo cuando tú lo que quieres es luchar contra el tiempo. En esa contradicción transcurre mi vida”.
En La lluvia amarilla es un pueblo el que se queda solo como ante un espejo devastado. Aquí es un hombre, pero va con un niño. Hay, en ambos casos, como la búsqueda del antepasado. Dice Llamazares: “La vida se repite desde el principio mismo de la humanidad. Aunque pensemos que hemos cambiado mucho no es tanto en el fondo y de eso nos damos cuenta cuando pasa el tiempo, como le ocurrió a la generación anterior y le ocurrirá a la que nos suceda… La novela está llena de frases de otros escritores. Un escritor no es más que una gota de agua en el río de la literatura por muy importantes que se crean algunos y, por tanto, somos herederos de todos los que han escrito antes que nosotros. Por eso el protagonista de esta novela, un profesor de universidad que se ha pasado leyendo poemas y textos de diferentes autores a sus alumnos, los recuerda mientras mira las estrellas. Uno de ellos, de La Iliada, se repite hasta adquirir la condición de eco: ‘Como la generación de las hojas, así la de los hombres…’. Yo la había leído de joven y me la volví a encontrar encabezando una antología de un poeta que aprecio, José Antonio Llamas, del que también incluyo una cita al comienzo de mi novela: ‘¡Dichosa edad en la que vuelan las estrellas!’. Hay poetas que lo resumen todo con un verso”.
En su novela, cuenta Llamazares, “el padre refleja en el hijo sus recuerdos y temores y el hijo en el padre sus ilusiones. Así sucede en la vida en todo momento y más en noches como la de la novela, la noche de San Lorenzo, en agosto, cuando la lluvia de estrellas es contemplada por millones de padres en el mundo que repiten a sus hijos lo mismo que a ellos les dijeron sus padres o sus abuelos y que sus hijos dirán a los suyos pasado el tiempo”.
Todos sus libros tienen el aire poético de una autobiografía. ¿Esa es el alma de su literatura? “La memoria, no los acontecimientos. Las novelas son autobiográficas porque reflejan el alma del escritor, no porque estén contando su vida. Luna de lobos (1985), por ejemplo, que habla de los huidos de la posguerra, es autobiográfica, aunque yo no viví ese tiempo; lo es porque refleja mi personalidad. Y con La lluvia amarilla ocurre lo mismo, pese a que nunca haya vivido en una aldea remota del Pirineo ni sea un viejo loco... por lo menos de momento”.
La lluvia amarilla parece la madre de sus libros. “Puede ser, pero para mí la madre de toda mi literatura es mi primer libro de poemas y en concreto el primer poema, ese que dice: ‘Nuestra quietud es dulce y azul y torturada en esta hora. Todo es tan lento como el pasar de un buey sobre la nieve’. Ahí está todo lo que yo pienso. Por eso soy un escritor tan previsible. Siempre estoy escribiendo el mismo libro, aunque con matices. La esencia de lo que escribo es mi perplejidad ante el mundo y ante la realidad. Y sobre todo, ese sentimiento que siempre me ha acompañado, desde que tengo uso de razón, que es el sentimiento de extranjería”.
Existe una novela que explica qué es un escritor: El extranjero, de Camus. “Hay mucha gente que escribe, pero hay pocos escritores. Para mí, el escritor es aquel que escribe por necesidad, no por oficio o capricho. El escritor es aquel que seguirá escribiendo, como hizo Kafka, aunque no le publiquen. Por eso es un extranjero, no en su país ni en otros países, sino un extranjero en la realidad. Y ahí me he sentido yo siempre”. Extranjero y perplejo. “No acabo de entender lo que sucede, cada vez lo entiendo menos y tengo más dudas, cada vez siento más perplejidad ante lo que me rodea y por eso escribo. Más que un sentimiento de soledad es un sentimiento de extranjería o extrañeza el que me lleva a escribir”.
Es inevitable buscar paralelismos entre Las lágrimas de San Lorenzo y La lluvia amarilla. “Pero se trata de dos novelas muy diferentes. Es verdad que hay una presencia en el cielo en todas mis novelas, un mismo estilo y una parecida prosa, un mismo gusto por la evocación poética, pero los argumentos de ambas novelas son muy distintos, así como su estructura”.
En ambas cuenta “la vida que no viví”, pero es cierto que “escribiendo se viven muchas más vidas de las que te corresponden. Porque las novelas son vidas que pudimos vivir y no vivimos”. “Escribir”, dice, “es buscar la música de las palabras. La literatura es música, es solo el relato puro, es la música de las palabras, que hace que esto se transforme en una emoción. Eso es lo que más tiempo me lleva conseguir. Por eso soy tan lento escribiendo”. Hace años a Julio Llamazares se le veía por las plazas, por las riberas, por los pueblos solitarios, con su perra Bruna, solo, mirando. Ahora va con su hijo Julio, como el profesor que enseña las estrellas.

Todo el cine en una pompa de jabón

Todo el cine en una pompa de jabón:
La magia del cine contenida en una pompa de jabón. Esa es la idea del arquitecto italiano Renzo Piano para el futuro Museo del Cine de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood. Un complejo valorado en 300 millones de dólares (229 millones de euros) que no estará listo hasta 2017, pero que dará a la meca del cine algo más que oscars. “Me ilusiona la idea de construir un amplio museo del cine en la cuna de la industria cinematográfica”, declaró el arquitecto durante una gala benéfica el pasado jueves que sirvió para recaudar fondos para un proyecto que, por mucha ilusión que haga, está lejos de ser realidad.
Sobre el papel todo está claro. El complejo estará ubicado en el cruce del bulevar Wilshire con Fairfax, en el corazón del llamado Museum Row de Los Ángeles: en este tramo se agrupan muchos de los museos angelinos, tanto de arte (LACMA) como de paleontología (Museo George C. Page). En total, 27.000 metros cuadrados donde todas las miradas irán a esa “esfera” o “pompa de jabón” —la definición preferida de Piano— que recubrirá un teatro de mil butacas y estará conectada con numerosas salas de exposición permanentes y temporales dedicadas a la historia del cine y de la Academia. El centro también dedicará parte de sus instalaciones a un making of en su deseo de mostrar cómo se hacen las películas. “Nuestros edificios representan a nuestros clientes y el Museo de la Academia llevará al espectador al cine por la puerta de atrás, lo colocará detrás de las bambalinas y le mostrará la magia de hacer cine”, añadió el arquitecto, ganador del Premio Pritzker de Arquitectura en 1998 y que cuenta en su carrera con edificios tan emblemáticos como el Centro Pompidou de París o la sede del periódico The New York Times, en Nueva York. En esta ocasión Piano no trabajará solo, sino que su diseño está realizado en colaboración con el arquitecto local Zoltan Pali.
La revolucionaria burbuja, que tiene como referente el Cinerama Dome de Los Ángeles —sala construida en 1963 por Welton Becket y Pierre Cabrol para celebrar la grandeza del cinerama—, estará unida con el histórico edificio May, de 1939, salvado de la demolición. Una unión de historia y futuro que añadirá dramatismo al contenido del museo y que estará soldado por una estructura de escaleras y galerías que recuerdan la propuesta del Pompidou.
Todo esto si se llega a buen término. Porque a Los Ángeles le ha costado muchos años establecer un museo del cine a pesar de contar en su ciudad con las estrellas más conocidas de esta industria. Aún quedan otros 115 millones de euros que recaudar hasta poder levantar este ambicioso proyecto de museo interactivo que contará además de lo mencionado con otras dos salas de cine de 144 butacas cada una, una biblioteca, y un programa de cine pensado para 15.000 estudiantes. De ahí la necesidad de actos como la cena benéfica a la que fueron invitados a asistir el jueves todos los miembros de la Academia para obtener fondos para una obra que durará 30 meses. Una gala en la que también se cruzaron los agradecimientos con el mayor benefactor hasta la fecha, el productor discográfico y uno de los fundadores del estudio DreamWorks, David Geffen. De hecho, su nombre bautizará la sala de cine del museo después de ser el mayor donante de esta obra con un cheque por 19 millones de euros. Según confirmó la Academia le siguen de cerca el productor Jerry Bruckheimer y los laboratorios Dolby, mientras el presidente de los estudios Disney, Bob Iger, y los actores Tom Hanks y Annette Bening están al frente del comité encargado de conseguir los fondos.
En cuanto al contenido, la Academia está organizando sus exposiciones en tres grandes bloques, y, además de recrear la experiencia de hacer cine, los 1.115 metros cuadrados de salas permanentes albergarán un área dedicada a la historia del cinematógrafo, desde el cine mudo hasta el 3D, y otra a la historia de la Academia, siempre deseosa de ser conocida por algo más que los preciados Premios Oscar. Una exposición permanente que de todos modos entrará en lugares comunes cuando permita conectar en una galería interactiva la historia del cine con la de la Academia, mediante las películas ganadoras de cada año. Y cómo no, el famoso cartel con las letras de Hollywood que dan nombre a esta industria podrá ser visto desde esta mágica esfera construida con acero y cristal que evitará los brillos y quiere dar ese aire de “frugalidad” de una pompa de jabón a la vez que ser “tan sólida” como la historia del cine.

Los otros zombis

Los otros zombis: Tras la tercera temporada de 'The walking dead', repasamos algunas ficciones protagonizadas por resucitados

Tres horas de ‘El Principito’ para celebrar su 70 aniversario

Tres horas de ‘El Principito’ para celebrar su 70 aniversario:
Los más pequeños conmemoran el Día del Libro por adelantado. A una semana de su celebración, el Círculo de Bellas Artes y Fuhem Educación organizan hoy una lectura continuada de El Principitocon motivo del 70 aniversario de su publicación. En ella intervendrán alumnos de Educación Primaria de siete colegios de Madrid.
 El año pasado Juan Echanove leyó las primeras líneas del librito de Saint Exupéry, y este año, María Galiana —la abuela Herminia en la serie Cuéntame— será la encargada de inaugurar la lectura. La actriz ha sido elegida por ser un personaje público muy conocido y también su pasado como maestra de instituto. "Nos ha gustado por su labor pedagógica y porque es muy querida por los niños, es muy importante que conecten", explica Sonia Frías, coordinadora del departamento de Humanidades del Círculo de Bellas Artes.
La lectura, un acto público abierto a todo el mundo, comenzará a las diez de la mañana en la Sala de Columnas y durará tres horas y media aproximadamente. Durante ese tiempo, los alumnos se turnarán para leer los distintos pasajes de la obra, elegida por segundo año consecutivo por ser una lectura "fácil, breve, y que todos dominan", según Frías.
El Círculo quiere prolongar esta actividad para fomentar la lectura entre los más pequeños, y para futuras ediciones anuncian un cambio de registro para involucrar también a estudiantes de educación secundaria. "Contaremos con Tom Sawyer o con La Isla del tesoro, obras que no son muy largas y que gustan a cualquier edad", explica Frías.
La lectura de El Principito no será la única actividad. Con el fin de trasladar de manera más gráfica los mensajes que sugiere Saint-Exupéry, algunos alumnos interpretarán escenas de diversos pasajes. A fin de cuentas, cualquier excusa vale para homenajear un libro infantil que también cautiva a los adultos desde su publicación en 1943 y que ha sido la clave para que muchos pequeños y mayores descubrieran para siempre los placeres de la lectura.

Mujeres e inmigrantes, los mejores jóvenes novelistas británicos

Mujeres e inmigrantes, los mejores jóvenes novelistas británicos:
La paquistaní Kamila Shamsie, el estadounidense Ben Markovits y la china Xiaolu Guo son escritores que comparten la atención de los medios literarios del Reino Unido donde, independientemente de sus diversos lugares de origen, vienen afianzando sus respectivas carreras en los últimos años. A partir de hoy, sus nombres y los de otros diecisiete compañeros de letras, entre los que por primera vez las mujeres ejercen de mayoría, van a verse propulsados gracias a la prestigiosa revista Granta que, sólo una vez en cada década, decide inmortalizar en su portada a quienes considera “los mejores jóvenes novelistas británicos” (menores de 40 años). Muchos de ellos proceden además de territorios extranjeros o son hijos de inmigrantes, un hecho que alimenta el debate sobre qué significa ser británico en el siglo XXI. Quizá falten o sobren firmas en esta lista del 2013, pero la tradición establecida por una publicación que en su día auspició a Martin Amis, Julian Barnes, Kazuo Ishiguro o Salman Rushdie ejerce un peso muy difícil de rebatir.
Los veinte integrantes del último y selecto grupo, además protagonistas de un retrato conjunto que exhibe la publicación en los quioscos desde este martes 16 de abril, probablemente no logren suscitar la aceptación unánime del gremio y la crítica, aunque sí disfrutarán todos ellos de una publicitada tribuna. Porque el impacto de la selección de Granta está garantizado desde que la revista estableciera hace ahora treinta años la vocación de identificar a una colección de autores destinados a dejar huella.
El momento más glorioso de ese ranking estuvo encarnado en su inauguración de1983 por los citados talentos de Amis y compañía, que incluye otros nombres como los de William Boyd o Ian McEwan, un compendio de autores de referencia de la ficción contemporánea, heterogéneos, polifacéticos, tan dotados para la narrativa como para el éxito comercial de sus propuestas de calidad. Diez años más tarde, Ishiguro (cuya obra, Lo que queda del día, fue trasladada al cine precisamente en 1993, con ocho nominaciones al Oscar) repite atípicamente en la lista de Granta, que reconoce entre otros a autores tan asentados actualmente en la escena británica como Philip Kerr, Louis de Bernières, Hanif Kureishi o Ben Okri. La cosecha de 2003 aportó entre otros los nombres de Zadie Smith, Sarah Waters o Monica Alia, autoras todas ellas cuyos libros han sido traducidos al español con notable recepción.
Una lista, por lo tanto, a tener en cuenta en lapsos de cada diez años. ¿Quiénes son los protagonistas de la edición de 2013? Por primera vez desde que Granta desgrana los nombres de sus autores favoritos, el número de féminas (doce) supera al de sus colegas masculinos de pluma, una novedad pareja a la importante presencia de creadores cuyo bagaje proviene (a causa de su nacimiento o de la herencia de sus padres) de fuera del Reino Unido. Estos son los veinte mejores jóvenes novelistas de 2013 según Granta:

Domecq lleva al juzgado a Calatrava

Domecq lleva al juzgado a Calatrava:
En Álava también. La espectacular bodega Ysios, ideada por el arquitecto valenciano Santiago Calatrava que dibuja su perfil contra la Sierra de Cantabria, al norte de Laguardia, Álava, tiene problemas de estanquidad. Después de los enfrentamientos entre las instituciones vizcaínas y el arquitecto por la poca funcionalidad de las llegadas de pasajeros a la Paloma, la terminal del aeropuerto de Loiu, y la polémica y consiguiente conflicto judicial de Zubizuri, —el puente que cruza la Ría de Bilbao entre las torres Isozaki y Campo Volantín, ahora le toca el turno a la bodega de Laguardia propiedad de Bodegas Domecq.
El espectacular edificio en el que se produce toda la gama de vinos con el nombre de Ysios, tiene goteras y humedades desde hace años. La cubierta metálica que dibuja rectángulos en el cielo pero que, al parecer, no soporta demasiado bien las tensiones de los cambios de temperatura que hay en la Rioja Alta, está generando numerosos problemas de filtraciones debido, posiblemente, a problemas derivados de un insuficiente anclaje a la estructura. Pese a los numerosos parches que se han realizado en coordinación con el arquitecto, los problemas no sólo no se han solucionado, sino que, según un informe técnico pericial pedido por la propiedad y aportado a la demanda, han acabado por agravar los problemas de estructura del tejado. El resultado es que sigue habiendo goteras y humedades cuando que complican la habitabilidad y no ofrecen una atmósfera estable y controlada para la producción de vinos.
El caso es que a la bodega se le ha acabado la paciencia y la confianza. La empresa ha demandado en el juzgado número cuatro de primera instancia e instrucción de Vitoria a Santiago Calatrava, como proyectista, pero también como director facultativo de la obra, así como a la empresa que la ejecutó, Ferrovial, SA, y les pide dos millones para reparar ella misma la cubierta. Pero además la bodega no pide en el juzgado que sea Calatrava quien acometa la reparación. Le pide dos millones para afrontarla ella misma, cansada de soluciones del arquitecto valenciano, con estudio en Zurich, que no han funcionado hasta ahora.
El proyecto de reforma de la cubierta que quiere afrontar Bodegas Domecq, consiste en colocar una nueva sobre la actual, previo acondicionamiento de la estructura, y después forrar el tejado. El nuevo mantendría la singularidad de la bodega y su mismo aspecto visual ya que el acabado de la misma se realizará en aluminio. Fuentes acreditadas de Bodegas Domecq, confirmaron ayer la presentación de la demanda, pero evitaron hacer comentarios. El juzgado se encuentra a la espera de la contestación a la demanda por parte de Calatrava. La demanda de una indemnización permitirá a Domecq solucionar el problema de habitabilidad que sufre, con independencia de la duración del procedimiento judicial ya que la empresa podría adelantar el pago de esos trabajos.

Agudizar el ingenio

Agudizar el ingenio:
Es asombroso descubrir que apenas sabemos nada de cómo llegamos a convertirnos en lo que aparentemente somos. Uno de los descubrimientos más recientes es haber constatado que hace unos ciento treinta mil años no sabíamos hablar y no teníamos más remedio que confiar en el lenguaje corporal para expresar a los demás lo que sentíamos. Las notas, los ruidos y las melodías eran mucho más importantes que el lenguaje.


El idioma escrito llegó mucho después, cuando se trataba de enredar al resto. Jurábamos que nos podíamos prestar dinero unos a otros porque lo íbamos a devolver. Mucho más útil que el lenguaje fue nuestra capacidad de fabricar utensilios de piedra. Los chimpancés podían utilizar las rocas para abrir las nueces o nidos de hormigas, pero solo nosotros aprendimos enseguida a transformar la roca en un utensilio que nos permitía seguir donde estábamos, sin emigrar en busca de un lugar más adecuado; reducíamos la roca hasta transformarla en un instrumento distinto.
Las llamadas ‘adaptaciones extrasomáticas‘ permitieron a nuestros antepasados liberarse de la evolución biológica. La invención de las herramientas fue la primera gran transformación de la especie humana. Entre otras cosas, nos permitió la conversión en carnívoros, rompiendo una tradición bien asentada en el resto de los animales: normalmente solo se enfrentaban a víctimas potenciales de un tamaño parecido al suyo, mientras que a los homínidos los utensilios de piedra nos permitieron atacar a presas muy superiores en tamaño al nuestro.
Hubo otras transformaciones que nos ayudaron: el sistema de moción bípedo liberó las manos para poder hacer otras cosas extremadamente útiles, en lugar de limitarse a andar con cuatro patas. los humanos aprendimos poco a poco algo que se iba a convertir en una fuente inacabable de innovación; me refiero a la capacidad para domesticar a otros animales, singularmente a los perros hace unos treinta mil años. Según la antropóloga Pat Shipman, fue esto lo que nos permitió estudiar con gran detalle el comportamiento de otros animales, como su capacidad de concentración. Para poder predecir movimientos de las posibles presas, hacía falta haber pasado muchas horas estudiando sus reacciones ante las amenazas. Tan es así que los humanos se convirtieron en competidores directos de los verdaderos carnívoros.
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Domesticación de animales en el Antiguo Egipto (imagen: “Wikipedia“).
Cuando uno se para a pensarlo, lo verdaderamente asombroso es constatar que todo el aprendizaje se produjo en los últimos cien mil años. La utilización de los utensilios de piedra, el lenguaje o la domesticación de animales nos habían suministrado todo o casi todo lo que necesitábamos para sobrevivir. El resto es todo muy reciente y casi por añadidura. Por eso me han interesado mucho las últimas apuestas de algunos antropólogos y especialistas de la evolución, en el sentido de que la capacidad de innovación y posiblemente el grado de inteligencia eran mayores en tiempos pasados de lo que son hoy día.
¿Cuál es esa tesis, aparentemente extravagante? Es muy sencilla: la selección natural se efectuaba en un medio en el que se premiaban, por fuerza, las mutaciones biológicas de tipo positivo, la inteligencia y el espíritu innovador. Los peligros de la naturaleza y la falta de reservas prodigadas por la manada obligaban a agudizar continuamente el ingenio y a apuntalar aquellas mutaciones que favorecían los grandes saltos adelante en la evolución.
Haría falta comprobar si el número de mutaciones negativas es ahora mayor que antaño, porque los progresos tecnológicos y el cuidado de los demás permiten la supervivencia de seres menos preparados para enfrentarse a las dificultades ambientales o fisiológicas.
Se está barajando la posibilidad de que las condiciones actuales de mayor seguridad y justicia social no desemboquen necesariamente en sociedades más innovadoras que antaño. En el pasado, la evolución daba muestras de muy pocas contemplaciones y solo los más arriesgados apostaban por un futuro distinto. Hoy somos más precavidos y aburridos.

martes, 9 de abril de 2013

Conexiones

Leído en el blog de Edu Punsi

Conexiones:
Es muy raro que a estas alturas no sepamos absolutamente nada de dónde guardamos todo lo que supuestamente sabemos. En la Harvard Business School, en Boston, estuve esta mañana hablando con una científica que me explicaba que, gracias a las cantidades millonarias que se estaban invirtiendo por todo el mundo para salir de ese atolladero cognitivo, faltaba muy poco tiempo para descubrir eso que me preocupaba.


La verdad es que no pensaríamos gran cosa del conocimiento acumulado por un médico que pudiera dibujarnos cada hueso de nuestro cuerpo, pero que fuera incapaz de diseñar el esqueleto entero. Pues eso es lo que ocurre cuando intentamos desmenuzar nuestra actividad neural. Sabemos ahora que el gusano C. elegans (Caenorhabditis elegans), que un premio Nobel pudo estudiar durante años, tenía unas trescientas neuronas y unas siete mil conexiones que hacían de él lo que era. Seguimos los mismos pasos a la hora de definir la estructura neural del humano, pero nos tiene desconcertados el trabajar con miles de millones de conexiones en lugar de solo con siete mil. ¿Cómo construir ese mapa?
El esfuerzo no es nada descabellado. Imaginemos lo que daría de sí descifrar las conexiones de nuestro cerebro. Si fuera cierto que todas las experiencias de una vida están codificadas en las distintas conexiones cerebrales, no resultaría imposible descargar en un ordenador todo el diagrama neural, simulando luego mi mente o tu mente. Es más, de ser cierto que todos los recuerdos están codificados en grupos celulares, no debiéramos excluir la posibilidad de que un día no lejano bastara con entresacar un pedacito de tejido humano para poder comparar las distintas estructuras de conexiones cerebrales: las de gente sana con las de autistas, esquizofrénicos u afectados por otras enfermedades mentales.
En Boston he podido constatar que muchos científicos están a punto de descubrir cómo se conecta el genoma, cómo se doblan las proteínas y cuál es el diagrama completo del cerebro. Para ello recurren a la microscopía electrónica, a la modulación de imagen por ordenador con vistas a diseñar la más perfeccionada fotografía en tres dimensiones de la materia gris cortical jamás diseñada. Aún están lejos de dibujar la red entera del mapa cerebral, pero el camino ya está trazado.
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Mapa de las fibras nerviosas que conducen la información entre las células (imagen: Van J. Wedeen, M.D., MGH/Harvard University).
De momento han logrado confirmar algo que es característico del comportamiento humano. Una manera de ser que revolucionará el futuro. De la misma manera que en la Universidad de Columbia en estados Unidos, así como científicos londinenses, habían sugerido hace diez años, que la experiencia individual era susceptible de resquebrajar, deformar e instruir las estructuras cerebrales o genéticas, resulta que también la actividad neural –la información que viaja entre las distintas ramas neuronales– puede conseguir que cambien las conexiones. Una vez más, y en mundos distintos, se afectan la naturaleza y la cultura; los americanos lo llaman a este fenómeno ‘nurture‘, el encuentro entre ‘nature’ y ‘culture’.
Mientras intentan distraernos con rifirrafes sin sentido, vale la pena observar aquellos experimentos con los que la ciencia está comprobando la insospechada fuerza de la experiencia individual sobre la verdadera naturaleza de la gente. La división de ratones en dos grupos (unos con una madre que no cesaba de lamerlos y otros con una que los torturaba) sentó las bases de la importancia del entretenimiento y el amor en el conocimiento. La vida de los ratones bien tratados se prolongó más allá de lo que duró la vida de los maltratados.
El poder recién descubierto de la experiencia individual, frente a lo que se consideraba la herencia intocable de la genética o las conexiones cerebrales, abre compuertas insospechadas a las reformas educativas, médicas y sociales.